martes, 18 de febrero de 2014

El Profesor Carballo



EL PUNTO DE PARTIDA

Siguiendo al profesor quiero expresar mis ideas limitadas y confusas, más si se trata de empresas, que como  cualquier forma de organización del hombre está sujeta siempre a nuestras mismas debilidades y fortalezas.
Sin duda alguna el esquema de un  itinerario de lo que hay que hacer para hacerlo bien ya me parece una declaración de intenciones abrumadora e interesante.

El recorrido es claro, racional, lógico. Intentamos seguir ese esquema de pensamiento en los actos cotidianos de nuestra vida. (Cuando pensamos racionalmente sin sentimientos ni patologías de ningún tipo).

Pero claro, al mirarlo desde un punto de vista organizacional o empresarial, tenemos que entender que las empresas en todas sus formas de organización más o menos complejas siempre llegan a un punto de estancamiento, de agotamiento institucional, bien por estilos de dirección confusos, por sistemas tan departamentados que se convierten en un lastre, por perdidas, por alejamiento de su misión u objetivos y en estas situaciones siempre se empieza por contratar a un directivo (experto) que dé e impulse un cambio. El, como cualquier persona, empezará por seguir más o menos este esquema de pensar para hacerse una idea de cómo plantear una renovación que le dé el impulso que busca.

  1. Primero, conseguir información;
En este pinto se le hace necesario comprender, conocer qué tipo de información produce la empresa, de qué manera influye está en el clima organizacional

  1.  luego analizarla, sistematizarla;
Siempre necesitamos pararnos a sistematizar y a analizar qué significa esa información y, en definitiva, qué pasa, cuál es el estado de las cosas. Intentará no caer prematuramente en soluciones/decisiones apresuradas que no le proporcionaran  diagnósticos correctos

  1. después, planear la acción y
Una vez que sabemos o nos hemos explicado lo que ocurre, debemos marcarnos un objetivo, y a partir de ahí planificar las acciones (¿qué hacer? ¿Cómo hacerlo?);

  1. por último, ejecutarla y controlar sus resultados y aprendizajes
El directivo salvavidas se preguntara si será posible que se ejecute (¿cuándo?, ¿quiénes?, ¿dónde?) con ciertas garantías y que se articule un sistema de feedback, de reportaje de resultados y de aprendizajes (¿Qué hemos conseguido? ¿Qué no hemos conseguido? ¿Lo hemos conseguido como lo habíamos pensado? ¿Cuál es el balance? ¿Qué nos enseña todo el proceso?)


La empresa como organización hará lo posible para vender sus bondades, incluso disfrazara sus limitaciones como retos, Tiene razón el profesor al afirmar que son tan malos los extremos como la pasividad, el equilibrio mental y corporal lo es todo y así el pensamiento y  razonamiento por fases sale solo. Es un buen comienzo.

Y ahora el directivo salvavidas en cuestión, cuando ya tiene un análisis más o menos claro de los males a corregir, empieza por establecer su plan Estratégico o su Proyecto de empresa.

El estilo directivo es fundamental para la supervivencia de las empresas, entender a sus clientes, entender a sus trabajadores, crear un clima de desarrollo estable, armónico es base de un éxito, es una diferenciación positiva.        
Un buen plan estratégico, o Proyecto de Empresa, conseguirá transformar y caminar hacia una nueva organización. Este Plan se entroncara sobre tres o cuatro grandes programas: comunicación, estilos de dirección y cultura, calidad y, a veces, un programa de diagnóstico, que reconsidere la importancia del análisis en la toma de decisiones.

Estos planes casi siempre tienen un horizonte temporal de 4 años. Es una manera de decir llegue en este momento y me voy cuando desarrolle mi plan de modernización, es una manera de dar tiempo a que los procesos se integren y calen en todos los ámbitos de la empresa. (En organizaciones políticas siguen la temporalidad de las elecciones)

 Todo esto hará una organización con los pilares más fuertes, capaz de sobrevivir a crisis y capaz de adaptarse a los nuevos consumidores del siglo 21.

En esta situación, el directivo en cuestión, plantea la contratación de grandes expertos en teorías de gestión de empresas para que le apoyen en su nuevo plan,:

·         por un lado a las empresas consultoras americanas con sus sistemas de evaluación de las actividades y tareas de cada trabajador de cada departamento, estableciendo flujos de información, diagramas de flujo de trabajo que permiten racionalizar muchos procesos de la empresa liberando tiempo a los trabajadores para que asuman nuevos retos.
·         Por otro lado a los gurús de las empresas japonesas y sus teorías de la calidad total.


La calidad y el proyecto de empresa. De las tres B de los chinos a las C a la E y a la S de los Japoneses.

En determinadas ocasiones, o épocas, o circunstancias, las empresas se estancan, se confunden porque simplemente han ido funcionando con la inercia de su creación.
  • El inmovilismo las atenaza, las aleja de los nuevos mercados,
  •  de las nuevas tecnologías,
  •  de los nuevos conocimientos empresariales y lo que es más importante
  •  de los nuevos consumidores, de sus nuevos gustos o expectativas.
Cuando entran en este ciclo de agotamiento y las perdidas empiezan a aflorar junto a los nervios, se dan cuenta que necesitan una reflexión profunda, cuya consecuencia siempre es la misma. Un nuevo plan estratégico, que suponga cambios, que acerquen a la empresa a la nueva realidad de los mercados, de las innovaciones tecnológicas y también teóricas, y generalmente por ultimo acercarse más al consumidor (cliente  ) de sus productos, el que seguramente les de las claves de su nuevo proyecto.
Contratan asesores de universidades de prestigio para que les ayuden a conocerse a sí mismas, es decir, van al psicólogo más caro de todos. Y estos le recetan nuevos conceptos, nuevos sistemas y departamentos de calidad; pero el ideal de calidad en las empresas se vendía o servía como base para establecer una industria o un comercio que tuviese un horizonte a largo plazo. Es decir, reconocer al consumidor o comprador de su producto, satisfacer sus necesidades más básicas a  la hora de que encontrase en su producto una satisfacción inmediata según su poder adquisitivo y luego intentar convencerle de que aparte de lo más básico, obtendrá un reconocimiento al comprar determinado bien e incluso mejorara su autoestima. (Ver pirámide de Maslow)
Por tanto: un cliente, en última instancia, pide que las cosas sean buenas, bonitas y baratas. Es el punto de partida. Pero es un punto erróneo o anticuado.

Resulta que ahora los consumidores no son los de las 3 B, sino que ayuden otras letras como  confiabilidad, durabilidad y como no Calidad. Y si llegamos a nuestros días también añadiríamos, la E, ecológico, respeto al medio ambiente y sobre todo la S, lo social. Nadie comprara ya un bien o servicio por muy bueno bonito y barato que se fabrique explotando niños o violando todas las leyes sociales, salariales y etc…

Es decir, actualizan el concepto cliente, porque en el mundo globalizado, donde la información es de fácil acceso y las personas asumen en sus idearios otras cualidades como la imagen de marca o corporativa, la labor social de las empresas, el destino de sus enormes beneficios etcc……

Es preciso conseguir la implicación del cliente, Para saber lo que quiere el cliente hay que comunicar con él y contar con él. Saber lo que le ocurre y lo que piensa, Pero, en todo caso, el problema ya no es saber qué necesita el cliente, sino cómo participa con nosotros en la mejora y desarrollo de nuestro producto o servicio.(no los chinos de ahora con sus tres B)

Se habla de dirección por calidad. Es decir, se habla de una mejora en la forma de dirigir, se amplía el concepto de cliente; 

En una empresa no solo hay que mejorar la calidad del producto final y mantener un feedback con el comprador, el cliente también lo es el compañero que espera nuestro trabajo, cuanto mejor sea los inputs que un trabajador recibe de su compañero, mejor podrá el desempeñar su tarea para su cliente, (su otro compañero) y esto también se produce entre departamentos. y así seguirá la cadena, dotando a la empresa de un dinamismo y una mejora que la hará más fuerte a los vaivenes de las coyunturas desfavorables y creara un sentido de pertenencia del trabajador a una imagen corporativa positiva donde todas sus aportaciones se verán como  mejoras institucionales y no como un depredador o pelota.

La calidad total es un problema de la empresa como conjunto y no de un grupo o un departamento empresarial que lo pone en funcionamiento. El cambiar la organización y hacer que el cliente seamos todos también conlleva el hecho de que tenemos que saber algo más de nuestro trabajo….el por qué y para que…..algo que nos permita adoptarlo como nuestro…..saber en qué modo y de qué manera se puede hacer mejor el trabajo…mejorando cada peldaño de la empresa……..hasta el cliente o beneficiario ultimo…y añadimos un valor intangible que a los consumidores les atrae, Confiabilidad, cercanía, confianza y Calidad.( vaya, las 4 C y eso si al mejor precio posible.)

Evidentemente para que estos planes de Calidad total se lleven a cabo deben de estar dentro de un plan estratégico, y deben de suponer un cambio de mentalidad dentro de los grupos directivos.

        La Alta Dirección ha de impulsar el trabajo, respaldarlo y formular sus líneas estratégicas generales.
        El grupo de proyecto ha de hacer su trabajo con libertad y profesión, y cumplir con su misión.
        El resto de la organización ha de colaborar con ambos.

En definitiva se pone en marcha el sistema de calidad total con su debida programación y difusión,  se crea una nueva cultura empresarial y un nuevo clima dentro de las empresas donde el trabajador también es el protagonista del cambio y su implicación en un trabajo bien hecho es mucho mayor.