EL PUNTO DE PARTIDA
Siguiendo al
profesor quiero expresar mis ideas limitadas y confusas, más si se trata de
empresas, que como cualquier forma de
organización del hombre está sujeta siempre a nuestras mismas debilidades y
fortalezas.
Sin duda alguna el esquema
de un itinerario de lo que hay que hacer
para hacerlo bien ya me parece una declaración de intenciones abrumadora e
interesante.
El recorrido es
claro, racional, lógico. Intentamos seguir ese esquema de pensamiento en los
actos cotidianos de nuestra vida. (Cuando pensamos racionalmente sin
sentimientos ni patologías de ningún tipo).
Pero claro, al
mirarlo desde un punto de vista organizacional o empresarial, tenemos que
entender que las empresas en todas sus formas de organización más o menos complejas
siempre llegan a un punto de estancamiento, de agotamiento institucional, bien
por estilos de dirección confusos, por sistemas tan departamentados que se
convierten en un lastre, por perdidas, por alejamiento de su misión u objetivos
y en estas situaciones siempre se empieza por contratar a un directivo
(experto) que dé e impulse un cambio. El, como cualquier persona, empezará por
seguir más o menos este esquema de pensar para hacerse una idea de cómo
plantear una renovación que le dé el impulso que busca.
- Primero, conseguir información;
En este pinto se le
hace necesario comprender, conocer qué tipo de información produce la empresa,
de qué manera influye está en el clima organizacional,
- luego analizarla, sistematizarla;
Siempre necesitamos pararnos a sistematizar y a
analizar qué significa esa información y, en definitiva, qué pasa, cuál es el
estado de las cosas. Intentará no caer prematuramente
en soluciones/decisiones apresuradas que no le proporcionaran diagnósticos correctos
- después, planear la acción y
Una vez que sabemos o nos hemos explicado lo que
ocurre, debemos marcarnos un objetivo, y a partir de ahí planificar las
acciones (¿qué hacer? ¿Cómo hacerlo?);
- por último, ejecutarla y controlar sus resultados y aprendizajes
El directivo salvavidas se preguntara si será posible
que se ejecute (¿cuándo?, ¿quiénes?, ¿dónde?) con ciertas garantías y que se
articule un sistema de feedback, de reportaje de resultados y de aprendizajes
(¿Qué hemos conseguido? ¿Qué no hemos conseguido? ¿Lo hemos conseguido como lo
habíamos pensado? ¿Cuál es el balance? ¿Qué nos enseña todo el proceso?)
La empresa como
organización hará lo posible para vender sus bondades, incluso disfrazara sus
limitaciones como retos, Tiene razón
el profesor al afirmar que son tan malos los extremos como la pasividad, el
equilibrio mental y corporal lo es todo y así el pensamiento y razonamiento por fases sale solo. Es un buen
comienzo.
Y ahora el directivo
salvavidas en cuestión, cuando ya tiene un análisis más o menos claro de los
males a corregir, empieza por establecer su plan Estratégico o su Proyecto de
empresa.
El estilo directivo
es fundamental para la supervivencia de las empresas, entender a sus clientes,
entender a sus trabajadores, crear un clima de desarrollo estable, armónico es
base de un éxito, es una diferenciación positiva.
Un buen plan
estratégico, o Proyecto de Empresa, conseguirá transformar y caminar hacia una
nueva organización. Este Plan se entroncara sobre tres o cuatro grandes
programas: comunicación, estilos de dirección y cultura, calidad y, a veces, un
programa de diagnóstico, que reconsidere la importancia del análisis en la toma
de decisiones.
Estos planes casi
siempre tienen un horizonte temporal de 4 años. Es una manera de decir llegue
en este momento y me voy cuando desarrolle mi plan de modernización, es una
manera de dar tiempo a que los procesos se integren y calen en todos los ámbitos
de la empresa. (En organizaciones políticas siguen la temporalidad de las
elecciones)
Todo esto hará una organización con los
pilares más fuertes, capaz de sobrevivir a crisis y capaz de adaptarse a los
nuevos consumidores del siglo 21.
En esta situación,
el directivo en cuestión, plantea la contratación de grandes expertos en
teorías de gestión de empresas para que le apoyen en su nuevo plan,:
·
por un lado a las empresas
consultoras americanas con sus sistemas de evaluación de las actividades y
tareas de cada trabajador de cada departamento, estableciendo flujos de
información, diagramas de flujo de trabajo que permiten racionalizar muchos
procesos de la empresa liberando tiempo a los trabajadores para que asuman
nuevos retos.
·
Por otro lado a los gurús de las
empresas japonesas y sus teorías de la calidad total.
La calidad y
el proyecto de empresa. De las tres B de los chinos a las C a la E y a la S de
los Japoneses.
En determinadas
ocasiones, o épocas, o circunstancias, las empresas se estancan, se confunden
porque simplemente han ido funcionando con la inercia de su creación.
- El inmovilismo las atenaza, las aleja de los nuevos mercados,
- de las nuevas tecnologías,
- de los nuevos conocimientos empresariales y lo que es más importante
- de los nuevos consumidores, de sus nuevos gustos o expectativas.
Cuando entran en
este ciclo de agotamiento y las perdidas empiezan a aflorar junto a los
nervios, se dan cuenta que necesitan una reflexión profunda, cuya consecuencia
siempre es la misma. Un nuevo plan estratégico, que suponga cambios, que
acerquen a la empresa a la nueva realidad de los mercados, de las innovaciones
tecnológicas y también teóricas, y generalmente por ultimo acercarse más al
consumidor (cliente ) de sus productos,
el que seguramente les de las claves de su nuevo proyecto.
Contratan asesores
de universidades de prestigio para que les ayuden a conocerse a sí mismas, es
decir, van al psicólogo más caro de todos. Y estos le recetan nuevos conceptos,
nuevos sistemas y departamentos de calidad; pero el ideal de calidad en las
empresas se vendía o servía como base para establecer una industria o un
comercio que tuviese un horizonte a largo plazo. Es decir, reconocer al consumidor
o comprador de su producto, satisfacer sus necesidades más básicas a la hora de que encontrase en su producto una
satisfacción inmediata según su poder adquisitivo y luego intentar convencerle
de que aparte de lo más básico, obtendrá un reconocimiento al comprar
determinado bien e incluso mejorara su autoestima. (Ver pirámide de Maslow)
Por tanto: un
cliente, en última instancia, pide que las cosas sean buenas, bonitas y baratas. Es el punto de partida. Pero es un punto erróneo o anticuado.
Resulta que ahora
los consumidores no son los de las 3 B, sino que ayuden otras letras como confiabilidad, durabilidad y como no Calidad.
Y si llegamos a nuestros días también añadiríamos, la E, ecológico, respeto al
medio ambiente y sobre todo la S, lo social. Nadie comprara ya un bien o servicio
por muy bueno bonito y barato que se fabrique explotando niños o violando todas
las leyes sociales, salariales y etc…
Es decir, actualizan
el concepto cliente, porque en el mundo globalizado, donde la información es de
fácil acceso y las personas asumen en sus idearios otras cualidades como la
imagen de marca o corporativa, la labor social de las empresas, el destino de
sus enormes beneficios etcc……
Es preciso conseguir
la implicación del cliente, Para saber lo que quiere el cliente hay que comunicar
con él y contar con él. Saber lo que le ocurre y lo que piensa, Pero, en todo
caso, el problema ya no es saber qué necesita el cliente, sino cómo participa
con nosotros en la mejora y desarrollo de nuestro producto o servicio.(no los
chinos de ahora con sus tres B)
Se habla de
dirección por calidad. Es decir, se habla de una mejora en la forma de dirigir,
se amplía el concepto de cliente;
En una empresa no
solo hay que mejorar la calidad del producto final y mantener un feedback con
el comprador, el cliente también lo es el compañero que espera nuestro trabajo,
cuanto mejor sea los inputs que un trabajador recibe de su compañero, mejor
podrá el desempeñar su tarea para su cliente, (su otro compañero) y esto
también se produce entre departamentos. y así seguirá la cadena, dotando a la
empresa de un dinamismo y una mejora que la hará más fuerte a los vaivenes de
las coyunturas desfavorables y creara un sentido de pertenencia del trabajador
a una imagen corporativa positiva donde todas sus aportaciones se verán
como mejoras institucionales y no como
un depredador o pelota.
La calidad total es
un problema de la empresa como conjunto y no de un grupo o un departamento
empresarial que lo pone en funcionamiento. El cambiar la organización y hacer
que el cliente seamos todos también conlleva el hecho de que tenemos que saber
algo más de nuestro trabajo….el por qué y para que…..algo que nos permita
adoptarlo como nuestro…..saber en qué modo y de qué manera se puede hacer mejor
el trabajo…mejorando cada peldaño de la empresa……..hasta el cliente o
beneficiario ultimo…y añadimos un valor intangible que a los consumidores les
atrae, Confiabilidad, cercanía, confianza y Calidad.( vaya, las 4 C y eso si al
mejor precio posible.)
Evidentemente para
que estos planes de Calidad total se lleven a cabo deben de estar dentro de un
plan estratégico, y deben de suponer un cambio de mentalidad dentro de los
grupos directivos.
• La Alta Dirección ha de
impulsar el trabajo, respaldarlo y formular sus líneas estratégicas generales.
• El grupo de proyecto ha de
hacer su trabajo con libertad y profesión, y cumplir con su misión.
• El resto de la organización
ha de colaborar con ambos.